El Parlamento de Cataluña aprobó ayer por unanimidad la Ley de la Lengua de Signos Catalana (LSC), que, en palabras del vicepresidente del Govern, Josep Lluís Carod-Rovira, «sitúa la lengua catalana de signos en el lugar que le corresponde, le otorga la entidad merecida de una lengua con un sistema lingüístico propio».

Se trata de una normativa de carácter lingüístico que regula el derecho de uso y las condiciones para el aprendizaje, la docencia, la investigación y la interpretación en la lengua de signos catalana, al tiempo que prevé la creación de una titulación universitaria en las facultades de interpretación de las universidades de Cataluña.

La ley aprobada establece que la Generalitat de Cataluña debe difundir esta lengua y reconoce al Institut d’Estudis Catalans (IEC) como la institución académica que ha de determinar sus normas e impulsar su investigación.