La editorial Analecta ha publicado Lecturas americanas, obra inédita del alicantino Rafael Altamira que se presenta con prólogo de la nieta del autor, Pilar Altamira, y estudio preliminar de Fernando Serrano Migallón.

Rafael Altamira «viajó», entre marzo de 1901 y enero de 1905, por cientos de publicaciones: revistas, novelas, monografías… Las revisó de manera minuciosa para combatir el desprecio al que, según él, se sometía toda la vida cultural de América desde la antigua metrópoli «El público español se va enterando ya de lo que hasta ahora era conocimiento de unos pocos, a saber: que en América se imprimen algo más que tomos de «ripios ultramarinos» y que en la literatura seria americana hay no pocas cosas que nos importa mucho tener en cuenta, y aun estudiar a fondo, no sólo para orientar bien nuestras relaciones de todo orden con aquellos países, sino para tomar ejemplo de iniciativas que nos hacen gran falta, o mirarnos en sus propios defectos».

Nacido en 1866, Rafael Altamira fue jurista, historiador, pedagogo, traductor y escritor. Tras terminar sus estudios de Derecho, entró en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, que influyó definitivamente en sus ideas, sus preocupaciones educativas y su actitud ética. Fue catedrático de Historia del Derecho Español en la Universidad de Oviedo y de Historia de las Instituciones Políticas y Civiles de América en la Universidad de Madrid, dirigió el periódico La Justicia y la Revista Crítica de Historia y Literatura Españolas, Portuguesas e Hispanoamericanas, formó parte de la Comisión de Juristas encargada por el Consejo de la Sociedad de las Naciones de redactar el anteproyecto del Tribunal de Justicia Internacional y, posteriormente, se convirtió en uno de sus nueve jueces primeros titulares. Finalizada la Guerra Civil, se trasladó a México, donde fue propuesto candidato al Premio Nobel de la Paz.